16/09/2021

La mina de oro científica

Perú tiene una riqueza geológica enorme, no solamente en términos de yacimientos económicos, sino también en términos de conocimiento científico que queda por descubrir. Gracias a su ubicación en una zona de subducción, procesos como el levantamiento tectónico de la corteza terrestre tienen velocidades hasta veinte veces más que en otras partes del mundo. El movimiento de fallas geológicas y la ocurrencia de sismos son pan de todos los días. Gracias a la corriente oceánica fría de Humboldt, en combinación con una topografía accidentada y con cambios en la intensidad de la circulación de Walker, existe el Niño-Oscilación del Sur. Desde hace años, con presencia del fenómeno de El Niño, se calienta el mar y llegan más lluvias al Perú. Como consecuencia, las tasas de erosión pueden aumentar hasta sesenta veces más que en un año normal, lo que genera cantidades enormes de sedimentos en los valles. Todos estos procesos son mucho más intensos que en otros continentes y, por eso, el Perú sirve como un laboratorio natural internacional. No es sorprendente que muchos científicos extranjeros vengan a estudiar esa riqueza natural peruana.

Como nación, tenemos la responsabilidad de dar la bienvenida a aquellos que quieran estudiar nuestro país y de brindarles todo el soporte que necesiten. Contamos con conocimiento de la geología local, muchas veces adquirido durante años de arduo trabajo en el campo, que ayuda a orientar a investigadores extranjeros que suelen permanecer solo unas semanas en el Perú para la adquisición de datos puntuales. A cambio, nosotros podemos aprender conocimiento nuevo también a través de estas colaboraciones y transmitir este conocimiento a nuestros estudiantes. Estas actividades nos permiten, además, publicar más y participar en proyectos internacionales novedosos, lo cual incrementa el prestigio internacional de nuestras universidades. La colaboración internacional es, por ende, necesaria si queremos avanzar científicamente.

Lamentablemente, también hay casos de científicos extranjeros que estudian nuestra riqueza natural sin buscar colaboración, lo que no es beneficioso para el Perú. Incluso, hay casos en los cuales el resultado ha sido una interpretación geológica errada, por falta de una comprensión completa de la situación local y, aparentemente también, por la presión de publicar. Un ejemplo notorio es la historia geológica de nuestra propia Costa Verde, que ha sido expuesta en varios artículos científicos internacionales con deficiencias enormes. Afortunadamente, estos casos son cada vez más escasos y gracias a la mayor visibilidad internacional de universidades como la PUCP, cada vez hay más colaboración internacional con más conocimiento científico nuevo de primer nivel.

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