La noticia del penoso fallecimiento de un menor como consecuencia del colapso de una pirca en las laderas de Comas, nos enluta. Lamentablemente, la tragedia de esta familia es una advertencia de un futuro probable. Los investigadores del Instituto Geofísico del Perú (IGP) vienen advirtiendo sobre la ocurrencia de un sismo de magnitud 8,8 frente a las costas de Lima. Ante este escenario, la desgracia tomaría proporciones descomunales y la presencia de las pircas se divisa como una de las causas.
Las pircas son muros de mampostería de piedra con junta seca, es decir, los bloques de piedra son colocados sin ningún tipo de mortero en las uniones o juntas. Su construcción es artesanal y no existen lineamientos técnicos que la respalden. Las investigaciones del grupo de investigación GERDIS-PUCP han demostrado que una pirca construida según la práctica local fallaría incluso ante un sismo de menor magnitud que la postulada por el IGP.
Sin embargo, la resistencia de las pircas puede aumentar entre un 35 y 50% mediante el uso de buenas técnicas de construcción: un buen amarre y disposición de los bloques, un drenaje adecuado y una altura no mayor de un metro. Aun así, estas pircas mejoradas tendrían un desempeño que se ubicaría por debajo de los estándares mínimos establecidos en el Reglamento Nacional de Construcciones. Más aún, el reforzamiento de las pircas es una solución parcial al problema de las ocupaciones informales que tiene otras aristas como la deficiente infraestructura vial, la falta de servicios básicos y equipamiento urbano, la inadecuada disposición de espacios públicos y la ocupación de zonas naturales protegidas.
Por este motivo, las autoridades deben dar prioridad a la reubicación de los vecinos de las laderas y evitar la formación de nuevos asentamientos informales. El uso de pircas debe regularse y limitarse a la construcción de terrazas para estabilidad de taludes, control de erosión, agricultura urbana, protección de bordes de áreas naturales y rehabilitación ambiental. En estas obras, las pircas son ideales por su bajo costo y su bajo impacto ambiental, y es posible capacitar a los maestros pirqueros para formalizar su actividad.
Casi 2,8 millones de vecinos de nuestra ciudad viven en laderas en situación de alto riesgo. Las imágenes satelitales analizadas por el grupo GERDIS-PUCP muestran el crecimiento de asentamientos humanos, principalmente en los distritos de Carabayllo, San Juan de Lurigancho, Ate, Villa María del Triunfo, y Villa el Salvador. ¿Qué estamos esperando?
Comentarios